TRES TESIS SOBRE TOMÉ

Tomé era la cuna de la industria textil en Chile, con mas de un siglo de antigüedad, pero a pesar de su importancia histórica, su historia todavía es por hacer. Por eso, y porque los dos autores de este libro colectivo son jóvenes con un futuro como historiadores por adelante, este libro está muy bienvenido.
Bienvenido también es su enfoque en los trabajadores de Tomé, en una época neo-liberal en que la importancia de los trabajadores y sus aportes al desarrollo nacional están subestimados y denigrados. En su “justificación teórica del estudio,” Aníbal Navarrete presenta a su libro como un heredero de la gran ola de la nueva historia social en Chile de las últimas décadas, y subraya la necesidad de “rehumanizar” la disciplina desde abajo, enfocando en la historia local y usando la historia oral para rescatar la memoria trabajadora.
Estoy de acuerdo con la mayoría de sus puntos, pero no con su tendencia de elevar la memoria sobre la historia. Claro que son distintas y ademas hay tensiones entre los dos, sobretodo cuando se trata de la historia reciente, en que las memorias individuales podrían contradecir los sínteses de los historiadores. Pero sabemos de los trabajos críticos sobre la memoria de autores como Alessandro Portelli y Daniel James que la memoria es muy esquiva, pero a su vez un fuente muy importante. La solución no es sobreponer la historia sobre la memoria o al revés. La solución es un diálogo permanente entre los dos, un diálogo que puede fiscalizar la memoria y enriquecer la historia.
De hecho, es lo que Navarrete hace en su contribución monográfica a este libro, donde él aplica sus principios teóricos al caso de los trabajadores del Sindicato No. 1 de Textil Bellavista Oveja Tomé entre 1976 y 1986, enfocando en las consecuencias de la instauración del sistema neoliberal. Este período incluye los años en que los trabajadores del Bellavista Tomé transformaron su empresa en una cooperativa. Aunque era predestinado a fracasar por el contexto económico y político, esta experiencia casi única en el Chile de Pinochet era muy importante y su exploración muy valiosa para la historia obrera. Las pocas páginas que el autor destina a esa experiencia son fascinantes, con sus evaluaciones opuestas por dos dirigentes, pero merezca una narrativa mas extensa y un análisis mas profundo.
Tuve una reacción parecida al otro capitulo monográfico del libro, en que Gina Inostroza sintetiza la historia del proceso de la industrialización en Chile, enfocando en particular en la industria textil de Concepción, Tomé y Chiguayante, entre 1930 y 1952. Su síntesis de fuentes primarias y secundarias es muy valioso, pero como es un capítulo de su tesis sobre la mujer trabajadora, deja plantada la pregunta: porque no publica un capítulo que trata de las cuestiones de género que es el eje central de su tesis?
Sobretodo porque esta decisión autorial deja como el único análisis de la trabajadora textil en el libro un informe de la época (1935), “La mujer en la Industria de Tomé,” escrito por Sara Manríquez, una muy católica trabajadora social, cuyas evaluaciones moralistas de las trabajadoras textiles de Tomé –“En la fábrica,” “En el hogar,” y “En la sociedad”—son mas útiles como testimonios de su ideología que como una ventana por cual podríamos captar las trabajadoras de Tomé en todas sus dimensiones.

Como libro, nuevos enfoques es un valioso aporte a nuestros conocimientos de esas industrias textiles y sus trabajadores, que nos conduce a pedir aún más. Como una primera publicación de sus tesis por dos jóvenes historiadores con talento y compromiso social y politico, este libro es buenas noticias de una generación joven que esta revindicando la historia social y la historia laboral en todas sus dimensiones, y rescatando la memoria trabajadora en el proceso. Vale la pena a leer este librito, y valdría la pena para los autores de seguir adelante y publicar aún más sobre los trabajadores textiles de la región de Concepción, una historia inédita que debiéremos conocer.
Peter Winn
Universidad de Tufts